¿Qué es la osteopatía?
La osteopatía es una disciplina terapéutica que se basa en el principio de que el cuerpo humano es una unidad funcional e interrelacionada, y que su salud depende del equilibrio entre sus diferentes partes: el sistema musculoesquelético, el sistema nervioso, el sistema circulatorio, el sistema linfático y el sistema visceral.
La osteopatía busca restaurar ese equilibrio mediante la aplicación de técnicas manuales específicas, que pueden ser estructurales, craneales o viscerales, según la zona afectada y la causa del problema. El objetivo es mejorar la movilidad, la elasticidad y la función de los tejidos corporales, así como favorecer la capacidad de autocuración del organismo.
¿Qué beneficios tiene la osteopatía?
La osteopatía puede ayudar a prevenir y tratar diversas alteraciones y dolencias que afectan al bienestar físico y emocional de las personas. Algunos de los beneficios que puede aportar son:
– Aliviar el dolor y la inflamación de las articulaciones, los músculos, los tendones y los ligamentos.
– Corregir las disfunciones posturales y las alteraciones de la columna vertebral, como la escoliosis, la cifosis o la lordosis.
– Mejorar la circulación sanguínea y linfática, lo que favorece la eliminación de toxinas y el aporte de nutrientes y oxígeno a los tejidos.
– Estimular el sistema inmunológico y aumentar las defensas del organismo frente a las infecciones.
– Regular el sistema nervioso y equilibrar el sistema endocrino, lo que mejora el estado de ánimo, el sueño y el estrés.
– Armonizar el funcionamiento de los órganos internos y tratar los trastornos digestivos, respiratorios, urinarios, ginecológicos o genitales.
– Prevenir lesiones deportivas y mejorar el rendimiento físico.
– Acompañar el embarazo, el parto y el posparto, facilitando la adaptación del cuerpo a los cambios hormonales y biomecánicos.
¿Cómo es una sesión de osteopatía?
Una sesión de osteopatía suele durar entre 45 y 60 minutos, dependiendo del caso y del objetivo del tratamiento. El osteópata comienza realizando una entrevista al paciente para conocer su historia clínica, sus hábitos de vida, sus síntomas y sus expectativas. A continuación, realiza una exploración física para evaluar el estado de los tejidos corporales, su movilidad, su tensión y su sensibilidad.
En función del diagnóstico osteopático, el osteópata selecciona las técnicas más adecuadas para cada paciente y las aplica con sus manos sobre las zonas afectadas. Estas técnicas pueden ser:
– Técnicas estructurales: consisten en movilizar las articulaciones mediante manipulaciones rápidas y precisas, llamadas thrusts, que producen un sonido característico. También se pueden emplear otras técnicas más suaves como los estiramientos o las movilizaciones pasivas o activas.
– Técnicas craneales: se basan en percibir y regular el movimiento rítmico del cráneo y del líquido cefalorraquídeo que lo rodea. Se aplican mediante presiones muy ligeras sobre los huesos craneales o sobre otras partes del cuerpo relacionadas con ellos.
– Técnicas viscerales: tienen como objetivo mejorar la movilidad y la función de los órganos internos mediante presiones suaves sobre el abdomen o el tórax. También se pueden utilizar otras técnicas como las liberaciones fasciales o las estimulaciones reflejas.
Al finalizar la sesión, el osteópata puede dar al paciente algunas recomendaciones sobre hábitos saludables, ejercicios o pautas de autocuidado para potenciar los efectos del tratamiento.
¿Para quién está indicada la osteopatía?
La osteopatía está indicada para personas de todas las edades, desde bebés hasta ancianos, siempre que no exista ninguna contraindicación médica. La osteopatía puede ser una terapia complementaria a otros tratamientos médicos o fisioterapéuticos, o una opción terapéutica por sí misma.
La osteopatía puede tratar una gran variedad de problemas de salud, tanto agudos como crónicos, como, por ejemplo:
– Dolores de espalda, cuello, cabeza, hombros, rodillas o caderas.
– Ciática, lumbalgia, hernia discal, esguince, tendinitis o artrosis.
– Migraña, vértigo, sinusitis, otitis o bruxismo.
– Estrés, ansiedad, depresión, insomnio o fatiga crónica.
– Digestiones pesadas, estreñimiento, diarrea, gastritis o colon irritable.
– Asma, bronquitis, alergias o resfriados.
– Infecciones urinarias, cistitis, prostatitis o disfunción eréctil.
– Dismenorrea, síndrome premenstrual, endometriosis o infertilidad.
– Cólicos, reflujo, plagiocefalia o tortícolis en bebés.
La osteopatía no tiene por qué ser dolorosa. El osteópata adapta la intensidad y la frecuencia de las técnicas a la tolerancia y al confort del paciente. Es normal que después de una sesión se sienta alguna molestia o sensación de cansancio, que suele desaparecer en uno o dos días. Se recomienda beber abundante agua e hidratarse bien para facilitar la eliminación de toxinas y la recuperación de los tejidos.
El número de sesiones depende de cada caso y del objetivo del tratamiento. En general, se recomienda espaciar las sesiones entre una y cuatro semanas para dar tiempo al cuerpo a asimilar los cambios y a reequilibrarse. El osteópata suele hacer un seguimiento del paciente y evaluar su evolución para ajustar el plan de tratamiento.
La osteopatía y la fisioterapia son dos disciplinas terapéuticas que comparten algunos principios y técnicas, pero que tienen enfoques diferentes. La fisioterapia se centra en el tratamiento de las lesiones y las disfunciones del sistema musculoesquelético mediante el uso de agentes físicos como el calor, el frío, la electricidad o el ultrasonido. La osteopatía se basa en el tratamiento global del cuerpo humano mediante técnicas manuales que buscan restaurar el equilibrio entre los diferentes sistemas: musculoesquelético, nervioso, circulatorio, linfático y visceral.
Conclusión
La osteopatía es una terapia natural que puede mejorar la salud y el bienestar de las personas mediante la aplicación de técnicas manuales que reequilibran la estructura y la función corporal. La osteopatía puede prevenir y tratar diversas alteraciones y dolencias que afectan al cuerpo humano como un todo. La osteopatía respeta la capacidad de autocuración del organismo y busca potenciarla mediante un enfoque holístico e individualizado.